Los de aqui y ahora [también]
Pertenezco a una generación cuyos mejores representantes vivieron durante muchos años en un ambiente de la más insoportable y ruidosa irresponsabilidad que pueda imaginarse, a pesar de lo cual no vacilo en calificarlos como los mejores representantes de esa generación. Hombres de talento algunos de ellos, nobles y generosos otros, todos parecían absolutamente incapaces de resistir la menor ocasión de iniciar una corriente de chocarrería que una vez desatada resultaba incontrolable y frustraba continuamente la aparición de sus mejores cualidades. Era como si tuvieran miedo de su propia excelencia y se sintieran obligados a impedir su manifestación. Sólo la asumían en el diálogo con un amigo o en estado de ebriedad [entre otros estados que se visitan]. Casi nunca fui testigo de que tomaran algo verdaderamente en serio y, menos que nada, sus propias capacidades y su propio destino. Era, hoy lo veo claro, una generación nietzchiana avant la lettre, que, en medio de una continua [intensa e incomprensible] risa, vivía peligrosamente. Entregada, en realidad, a una lenta autodestrucción [como la que Bukowsky se autoporpinó a base de alcohol].
Me resulta un poco incómodo añadir, por la sospecha de imaginería romántica que pudiera inferirse, que muchos de ellos han muerto trágicamente, o han desaparecido tragados por las variedades más extravagantes del vicio.
Confieso, por otra parte, que no podría establecer un nexo necesario o claramente visible entre estos hechos. En todo caso trato de comprender algo que me llamó la atención cada vez más, a medida que fue haciéndose evidente la frustracuón que sufrían los que con tanta insistencia lo exhibían ante mis ojos.
La conciencia de los hechos mismos apuntaba ya hacia una posible filosofía del relajo [como en aquellos tiempos se le llamaba y que en escencia seguirá existiendo con nombres distintos], por c histosa que resulte esta expresión.
Jorge Portilla, El relajo, Anatomía del mexicano.
Asi de ciclicos e intrascendentes, jovenes que se extinguen rápida e intensamente de una sola bocanada o que quedarán lo suficientemente espantados por la peligrosa e ieludible muerte que a temprana edad los mira a los ojos para condenarlos alos suburbios y un trabajo rutinario, asi nos regimos intensas pero cortas lineas o tenues, predecibles y largas lineas que en conjunto no son nas más que un circulo de hedonismo y tedio, desgaste de oxígeno y recursos, televisiones de plasma en salitas acojedoras o drogas costosas que aceleran la muerte. Ahi nos esfumamos.
saludos.