Atención.
La mayoría de edad suele ser un momento añorado por un infante, un puberto o abnormal, para mi los 18 años significaban problemas, me valía madre la credencial de elector (a la fecha ese sentir no ha cambiado) y las bondades que esta implicaba, la licencia de conducir era prescindible ya que desde los 16 obtenías el permiso de conducir sin exámen, cuestionamiento o pedo alguno, de hecho, es partir de esta fecha cuando se encendió una cuenta regresiva hacia el gran uno y el ohco; sin embargo había algo que esos números llamaran mi atención como un secreto deseo, la posibilidad de tatuarme o hacerme un piercing, y no es que ahora sea un fanático del dolor o las orejas a manera de dinosaurio metálico, pero esa sencilla posibilidad de decidir podía llegar a poner en la balanza al nuevo ciudadano ante la ley, observado, castigado o el puberto sin complicaciones pero que no tiene ni siquiera, la capacidad de alterar su propio cuerpo.
Ahi sigue la balanza.
.saludos