Feria en San Pedro II
No temerías la vista desde un teleférico sin explicación
que cruza de los volcanes al mar
y pasa por en medio de tus muslos
No temerías caer sobre una montaña de cocos
de Colima o Guerrero
ni la caída sería un cachazo de la gravedad
No hace falta un paracaidas ni un arnés
mucho menos el recurso fácil de los trapecistas
que se tiran a la red de espaldas
pescados del espectáculo
Basta con el recuerdo de una promesa incumplida
el deseo en la alacena
una mañana que nunca existió bajo el tragaluz
y una roca
hará patitos
en las nubes de resina
hasta llegar al mar
La caída no dolerá, susurraste a mi oído
mientras
caíamos
(se oye el silbido de la Warner, y continúa, y continúa)