X
Hablé con mi hermana de una ceniza brillante.
Y nos pinchamos los dedos bordando la memoria.
De la flor que se desangró salió su nombre.
Los muertos andan entre nuestras ropas.
Los traemos en las extremidades.
Nos silban al oído.
Los recuerdos viajan en un caracol de mar seco.
Espirales.
La mata de anís en la mano.
El oído repite escenas.
Rompe los platos.
La ceniza es un cementerio.
La memoria es una brizna que no se apaga.
XX
La muerte guarda semillas en un cajón.
Escucho lo que la piedra dice.
En el infierno hay música.
Ebriedad de desierto.
La lavanda se seca
mientras me riego en la ceremonia de la llegada.
LXV
De niña tuve el sueño de un incendio
con disfraz de recuerdo.
Ahora describo unas llamas
que nadie reconoce en su memoria.
Lámparas en un árbol.
Lumbre.
Penumbra.
Palabras muestran su revés, sus costuras,
su falta de botones.
Este momento es un sueño.
Este instante es memoria.
Guadalupe Galván
Hablé con mi hermana de una ceniza brillante.
Y nos pinchamos los dedos bordando la memoria.
De la flor que se desangró salió su nombre.
Los muertos andan entre nuestras ropas.
Los traemos en las extremidades.
Nos silban al oído.
Los recuerdos viajan en un caracol de mar seco.
Espirales.
La mata de anís en la mano.
El oído repite escenas.
Rompe los platos.
La ceniza es un cementerio.
La memoria es una brizna que no se apaga.
XX
La muerte guarda semillas en un cajón.
Escucho lo que la piedra dice.
En el infierno hay música.
Ebriedad de desierto.
La lavanda se seca
mientras me riego en la ceremonia de la llegada.
LXV
De niña tuve el sueño de un incendio
con disfraz de recuerdo.
Ahora describo unas llamas
que nadie reconoce en su memoria.
Lámparas en un árbol.
Lumbre.
Penumbra.
Palabras muestran su revés, sus costuras,
su falta de botones.
Este momento es un sueño.
Este instante es memoria.
Guadalupe Galván