miércoles, octubre 31, 2012
I know it's over
Oh Mother, I can feel the soil falling over my head
And as I climb into an empty bed
Oh well... enough said
I know it's over - still I cling
I don't know where else I can go
Oh...
Oh Mother, I can feel the soil falling over my head
See, the sea wants to take me
The knife wants to slit me
Do you think you can help me ?
Sad veiled bride, please be happy
Handsome groom, give her room
Loud, loutish lover, treat her kindly
(although she needs you
more than she loves you)
And I know it's over - still I cling
I don't know where else I can go
(Over and over and over and overo
over and over...)
I know it's over
And it never really began
But in my heart it was so real
And you even spoke to me, and said:
"If you're so funny
Then why are you on your own tonight?
And if you're so clever
Then why are you on your own tonight?
If you're so very entertaining
Then why are you on your own tonight?
If you're so very good-looking
Why do you sleep alone tonight?
I know...
Because tonight is just like any other night
That's why you're on your own tonight
With your triumphs and your charms
While they're in each other's arms..."
It's so easy to laugh
It's so easy to hate
It takes strength to be gentle and kind
(Over, over, over, over)
It's so easy to laugh
It's so easy to hate
It takes guts to be gentle and kind
(Over, over)
Love is natural and real
But not for you, my love
Not tonight, my love
Love is natural and real
But not for such as you and I, my love
Oh Mother, I can feel the soil falling over my head
Oh Mother, I can feel the soil falling over my head
Oh Mother, I can feel the soil falling over my head
Oh Mother, I can feel the soil falling over my ...
Morrisey
Advertencia
Nunca, desde que el deber me obliga diariamente a sentarme a teclear mis colaboraciones periodísticas, he tenido la impresión de que, al hacerlo, estoy realizando una labor literaria. No sabría si calificar o clasificar al periodismo escrito como seudo literatura o como sub-literatura pero, en todo caso, no me atrevo a calificarlo de literatura. Es de Gabriel Peri, redactor político de L'Humanité de París, asesinado por los nazis, esta definición: "El periodista político es el historiador de lo inmediato". Pero frecuentemente lo inmediato es tan inmediato que no tiene vigencia más allá de veinticuatro horas . . . porque el material periodístico es las más veces - como alguna vez oí decir con mucha gracia al maestro Vasconcelos - "fugaz y aun transitorio". Diariamente se publican en todos los periódicos del planeta magníficos escritos - crónicas, relatos, reportajes - sobre los temas más variados que sólo despiertan interés momentáneo pues en todos ellos el valor es más bien documental, testimonial o estadístico. ¿En dónde está pues la diferencia entre la que provisionalmente llamaremos seudo sub-literatura y la auténtica literatura . . . ? ¿Qué le falta o qué le sobra a la producción periodística para ser cabalmente literaria? Quizá Octavio Paz, tan docto en cuestiones lingüísticas, podría decirlo. Yo sólo puedo aventurar esta mediocre opinión: Es posible que a la producción periodística le falte hondura y le sobre superficialidad. La premura, festinación y oportunismo (he dicho oportunismo y no oportunidad) con que generalmente se realiza sería la causa.
(...)
Pero otro inconveniente tiene el estilo periodístico: es en extremo absorbente y pegajoso. Está plagado de lugares comunes y frases hechas que a la menor provocación salen a flote. Guillermo Jordán decía que el magnífico periodista que fue José Alvarado no empleaba en sus textos lugares comunes, pero los inventaba. No son pocos los amigos y lectores que me han instado a escribir novelas, ensayos, teatro . . . en fin, algo de calidad, y me han preguntado por qué no lo hago. No me he atrevido a darles la respuesta que Salvador Novo (q.e.p.d.) solía dar a la misma instancia y a la misma pregunta: "Porque no se puede alternar el santo ministerio de la maternidad que es la literatura con el ejercicio de la prostitución que es el periodismo". Yo he dado a los preguntones respuestas menos freudianas pero más acomodadas a la realidad: "Para escribir novelas, ensayos, teatro o cualquier cosa de altura tendría antes que desintoxicarme del periodismo y eso me costaría mucho trabajo después de más de treinta años de vivir de él y para él". O bien, "Después de permanecer cuatro o cinco horas diarias culiatornillado frente a la máquina tecleando idioteces para ganarse el pan cotidiano, ya no le queda a uno humor ni para escribirle recaditos a la mujer amada". Aquel fino escritor que fue Ermilo Abreu Gómez me daba este consejo. "Procura darle cierta continuidad a tus artículos. Cuando hayas reunido trescientas cuartillas, las juntas, las corriges, las afinas . . . y ya tienes un libro. Es lo que yo hago". Pero muerto Ermilo me enteré de que tenía escritos y publicados alrededor de setenta libros de los cuales por lo menos cincuenta eran totalmente desconocidos.
Prólogo de "Historia de lo inmediato" de Renato Leduc.
Ciudad de México, 1976.
(...)
Pero otro inconveniente tiene el estilo periodístico: es en extremo absorbente y pegajoso. Está plagado de lugares comunes y frases hechas que a la menor provocación salen a flote. Guillermo Jordán decía que el magnífico periodista que fue José Alvarado no empleaba en sus textos lugares comunes, pero los inventaba. No son pocos los amigos y lectores que me han instado a escribir novelas, ensayos, teatro . . . en fin, algo de calidad, y me han preguntado por qué no lo hago. No me he atrevido a darles la respuesta que Salvador Novo (q.e.p.d.) solía dar a la misma instancia y a la misma pregunta: "Porque no se puede alternar el santo ministerio de la maternidad que es la literatura con el ejercicio de la prostitución que es el periodismo". Yo he dado a los preguntones respuestas menos freudianas pero más acomodadas a la realidad: "Para escribir novelas, ensayos, teatro o cualquier cosa de altura tendría antes que desintoxicarme del periodismo y eso me costaría mucho trabajo después de más de treinta años de vivir de él y para él". O bien, "Después de permanecer cuatro o cinco horas diarias culiatornillado frente a la máquina tecleando idioteces para ganarse el pan cotidiano, ya no le queda a uno humor ni para escribirle recaditos a la mujer amada". Aquel fino escritor que fue Ermilo Abreu Gómez me daba este consejo. "Procura darle cierta continuidad a tus artículos. Cuando hayas reunido trescientas cuartillas, las juntas, las corriges, las afinas . . . y ya tienes un libro. Es lo que yo hago". Pero muerto Ermilo me enteré de que tenía escritos y publicados alrededor de setenta libros de los cuales por lo menos cincuenta eran totalmente desconocidos.
Prólogo de "Historia de lo inmediato" de Renato Leduc.
Ciudad de México, 1976.
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