Insuficiencia re(n)al
en nombre del día cotidiano
o del sufrir febril sobrevivido
años atrás
o anoche.
No, no basta.
No llena la sonrisa diluida
en frascos con Peptobismol
para la acidez de la realidad
que genera gastritis social:
individual y colectiva.
No basta un trago para olvidar
ni reír ni celebrar
ni azotar
en cemento frío
fresco
(==que guarda en el tiempo==)
gritos desesperados
de un eventual pasado muerto
siempre muerto.
No basta abrir la garganta y bajarse
en el embudo vomitivo
la palabra:
(s)
(a)
(l)
(u)
(d)
el sarcasmo de las palabras
del veneno falaz que alegra
las vidas que se acaban.
Pero todas se acaban
sin haber empezado
se acaban sin esperar
su éxtasis total:
culminación vital
que nunca existió
más que en una bolsa plástica rosa
de Liverpool
de 1989.
O en un hijo perdido,
bajo escombros
muerto de por vida
4 años antes.
Todo puede ser tumba
en el cemento
siempre fresco
esperando lapidar
el presente, muerto
siempre muerto.
No basta un trago
ni una memoria
ni una vida
ni nada
para descifrar la razón de una sonrisa
diluida con Peptobismol.
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