miércoles, abril 14, 2010

Destreza pasajera
4

Salíamos entre las ocho y las nueve de la noche
sin dinero casi siempre con los ojos hirvientes
con los ojos puestos en la próxima infección
Adrián sin un centavo
Julián cenando gratis en casa de su novia
Álvaro comía de matar puercos
con un punzón los mataba con un tiro perfecto de punzón
sólo Gonzalo podía pagar una hamburguesa
nada mejor que una hamburguesa en este barrio
polvo en cada banqueta quinceañeras borrachas
novias de nuestros golpes de nuestro buen salvaje espíritu
amas de casa de la casa abandonada
donde fundamos la caricia violenta
el aguardiente con refresco de toronja
cada boca un amargo rezumar
jugando a la avalancha sin rocanrol sin cumbia
sin amistades largas ni inscripciones en los muros
temblando a veces pensando
en Lola en Magda pensando
así nomás en Dios
diantre de ocio
tomábamos la calle con las visiones místicas
de un mundo sin ositos de peluche
buscábamos un baile
locos los ojos la mirada de cemento y sueño
en la casa abandonada todas las casas eran
la casa abandonada
eran las ocho

las nueve de la noche
puñetazos a veces cinturones pedradas
unos pocos ardían nadamás porque sí
por no caer de su hamaca en el cielo
de los que han odiado mucho y sin saberlo
sin un centavo plenos en la ceguera todos
yo era feliz con ellos en las calles

mientras tú allá lejos
encendías la fogata de una huelga escolar.


Julián Herbert