lunes, abril 19, 2010

IX El hombre de piedra


Antes cuando yo no existía y me repetía cantando entre el Ganges o entre el humo y era redondo como la Luna hecha de amor obeso Antes cuando era ilegal venir del pasado y terriblemente triste quemar con fósforos el futuro Cuando era amigo de mi fantasma que viajaba en el tiempo Cuando yo no existía y sólo tenía hambre y no existía el pan Y me la pasaba borracho con pulque y alucinaba en el centro de un paraguas Cuando nadie había pintado aún los graffiti de la calle y entonces mi fantasma me cerraba los ojos


y cuando los abría ¿Pero qué hago? me decía cortándome la mano como una flor de tela Éste eres tú cortándote y ha llegado el punto de repartir tu vida entre los viajeros del tiempo los extraterrestres los fantasmas y los robots Pero los robots aún no los conoces hasta que existas
Cuando yo no existía y la Luna tan sólo necesitaba de poesía y poesía para seguir engordando y los caballos eran automóviles y los automóviles no pensaban Cuando olíamos la gasolina Y nos arrojábamos a toda velocidad con cajas registradoras al abismo
Mucho Antes Cuando yo no existía y mi hermana hacía cálculos desesperados en la computadora y se trababa la ecuación y aparecía mi rostro recitando este poema
Cuando yo no existía y los pasajeros de la micro me miraban escribir alucinadamente en las ventanas Y tú no eras Tú no hablabas Ni este era un monólogo sino que me habían incrustado un microchip con información secreta del futuro y tú agarrabas mi brazo y comenzaba a enumerarte el porvenir hasta quedar dormido Y cuando despertaba tan sólo me quedaban arrugas en la piel Y me inventaba cualquier teoría jalada del segundo digital
Antes Cuando yo no existía y había extraterrestres probando todas las drogas de la Tierra como imitando a los superhéroes de una película Antes cuando yo no existía y mi familia era pequeñas flores salpicadas en un arbusto salpicado entre los arbustos Me agachaba a oler una y me decía Cómo tan bidimensional la vida! Me arrancaba los cabellos a tirones Me levantaba la tapa del cerebro y me miraba a mí mismo desde otra dimensión a bordo de un OVNI Y la Tierra era una impresión monográfica una calcomanía en la ventana Ahí vivo yo le decía a los extraterrestres señalando América y ellos me decían Ahí vives congelado con una flor congelada Y yo les preguntaba por mi madre y mi madre me hablaba desde una pequeña bocina en el ombligo y escuchaba su voz que me decía Estoy muerta hijo o tal vez nunca te tuve pero nos une la estrella umbilical que llevas dentro Y yo lloraba y preguntaba sí acaso había nacido en este texto Dímelo! para saber si reírme o nunca parar de escribir y comenzar a arrancar las luciérnagas negras que todo el rato se me pegan como palabras
Antes cuando yo no existía y miraba el universo Me servía una copa y otra y otra y bebía sin remordimientos mirando la rueda de mis transformaciones despertaba crudo y pensaba mi sueño fue como … como … como no haber existido por una milésima de segundo Me han engañado con la muerte pero yo también puedo engañarlos con la vida
Porque antes que estuviéramos aquí Cuando yo no existía y me planchaba la cabeza y me lavaba el estómago y afuera de la casa bajaban los secuestradores pero en realidad eran flores negras cayendo de los hilos invisibles de los árboles Con un gis que tomaba del piso trazaba un círculo en la calle Un círculo donde nunca se podrá escribir nada adentro





y salía del círculo solar y volvía a abrir los ojos y pensaba Hace un rato muy breve Apenas una milésima de segundo Cuando yo no existía y miraba el universo Hundía mi cabeza entre las palabras