La creación colectiva como aparato que no destruye, que no se reproduce a imagen y semejanza, que no es divino sino animal, brutal y desmesurado. Especie que pare más que una matrushka grande. Creación colectiva accidental pero coordinada, deliberada y regulada, que muere con la hora de salida. Sin semejanza a sus fosas nasales ni a nada, la colaboración da vida con filtros de sensibilidad, que permean en medida de que se conmueven, y que entonces crean.
La creación colectiva como aparato que destruye se reduce a creación genital.