martes, marzo 16, 2010

Meaningless border between memory and dreams
(or how to make a dog dance)

La memoria se reduce, en todo caso, a su capacidad de olvidar. A la posibilidad de ignorar, tergiversar y resumir la experiencia a la percepción de una caja con diminutos ojos.

[complacencias musicales, en el radio o en un bar]

El sueño es la memoria del futuro, la incubadora de deseos condenados al plan o a la frustración. El sueño también es la licuadora histórica, traumática.

- Ella se pone en cuclillas y ajusta la cinta de sus zapatos. El día es soleado.

La experiencia audiovisual no intermedia la memoria y el sueño: es memoria onírica.

- Una cartera esconde una foto de maquinita que nunca fue tomada, sin embargo permanece detrás de las tarjetas y el dinero.

El texto puede transgredir al texto y sólo un texto se autoemancipa. En las palabras susurradas hay un palpitar distinto.

- Ella ve desconcertada el semen que escurre sobre su vientre. Pero en el fondo hay música y ella tararea a sus adentros, mueve la cabeza al ritmo.

- Un pequeño niño, soy yo - Un espejo grande / el pequeño niño -

Si escribiéramos de derecha a izquierda no embarraría la tinta. En el espejo los zurdos son mayoría, las páginas deben ser igual de blancas y cuadriculadas.

El sueño otra vez: intercambio correspondencia con un habitante del espejo, yo soy un pirata y leo en mi camarote. La carta es borrosa pero pregunta sobre cómo paso mis días en altamar.

- No hay barco ni piratas, sólo un buzo perdido en la profundidad, en las penumbras del mar, con temor a la obscuridad.

{ una pared de ladrillos rojos, barnizados. un aula o tal vez el marco de una ventana. una fiesta seguramente. una pantalla. otra pantalla. otra pantalla. yo. }