Estimados amigos, colaboradores y colegas:
Les escribo ya que se que ustedes no solo tienen el ímpetu sino los medios para hacer llegar, o por lo menos debatir con ustedes esta inconformidad.
Durante mi estancia a traves mi (y su) casa de estudios en el extranjero, me he enterado de la desaparición y sabia reaparición de La Catarina, de las nuevas estructuras para las tomas de decisiones, de varios programas para la mejora de la UDLA y de eventos culturales que se llevan a cabo en la Universidad o a través de ella. No me puedo quejar de un eficaz sistema de correo electrónico que me informa de cuando cerrarán el gimnasio por mantenimiento o limpieza, pero es curioso que me haya tenido que enterar por medios como el periodico de Harvard o de TCU de la tan llamada "censura" por algunos y "reestructuralización" por otros cuantos.
En general, he sentido que me he perdido de grandes proyecciones del Cine Club que incluso llegan a ser exibidas antes por alla que en este desarrollado país en el que me encuentro. Se que me he perdido de Toussaint, de Austin TV o de la reaparición de Elocuencia 8080, estación que a pesar de su corta edad, también sufrió de limitantes de la propia Universidad y tuvo su reaparición hasta hace no tanto. Me alegra ver que esta misma se ha llegado a promocionar a través del carente de memoria, correo de OWA.
No solo me ha sorprendido la puntualidad de la información para cuestiones que en este momento me parecen irrelevantes, aunque estoy seguro que la venta de Almacén en Desuso fue una conmoción para varios, a mi me pareció algo que importaba poco más que la muerte de una hormiga; que quede claro que con esto no quiero despreciar la labor de Helecho de la que por cierto, se sabe poco en los correos institucionales.
Entiendo que las expresiones de cultura, sobre todo las musicales, se han convertido en un instrumento mercantil y comercial con el paso del tiempo, incluso para nuestra Universidad. Por lo tanto me ha parecido completamente lógico haber llegado a ver a Ricardo Arjona presentandose en "El Templo del Dolor" que estoy seguro que después de escuchar sus sabias letras le dieron un mayor significado a la locación deportiva. Lo que me parece inverosímil es que por meras cuestiones comerciales, la Universidad de las Americas hospede a un cantante que independientemente de su calidad musical, transmite un mensaje sexista y machista, precisamente desde Las Americas para el mundo. Esta fue la sorpresa de me llevó ver un anuncio de Don Omar en mi correo institucional.
Quiero pensar que el disco de Don Omar o alguno de Arjona no se encuentre entre la colección de nuestro honorable rector o de los encargados de la difusión cultural, de ser asi lo respeto, sin embargo me parece aberrante comprometer la visión de la institución dandole cabida a un personaje que pone en riesgo la representación latinoamericana a las fueras, que valora el éxito en la carencia de ropa de las exhuberantes mujeres que lo rodean y lo exalta con joyas que cuelgan de su cuello y sus muñecas.
Con esta queja, no espero que se cancele un concierto que ya debe estar siendo agotado por estudiantes de Negocios y Hoteles que rezan por que el clima sea bueno para que se puedan poner sus casi invisibles faldas y contonearlas al contagioso ritmo del señor Omar. Espero que cause consciencia en alguno que otro escucha de música con mensajes retrogradas y discriminadores; y tal vez, y solo tal vez, en alguna oficina de la Hacienda resuene una pequeña voz recordando que todo aquel que se presente en tierras Aztecas (claro, las delimitadas entre el Camino Real a Cholula y la Recta) pone en sus palabras la imagen institucional de la única Universidad que clama por todas las Américas.
P.D. Tal vez esa pequeña voz también recuerde grandes músicos latinoamericanos como los restantes miembros de Buenavista Social Club, o algunos nombres que sonaron bajo el pseudonimo de un movimiento llamado Tropicalia, Caetano, Gilberto, estoy seguro que nuestro rector los conoce. ¿Por qué no traerlos para su propio deleite?
Saludos