viernes, mayo 11, 2007

Calor

Wuj, wuj, wuj, wuj....wuj...wuj...wuuj....wuuj.

Son las haspas de un ventilador. En una oficina en el centro historico de la ciudad de mexico, se escucha un bullicio en el exterior, los sonidos del eje central. Es la oficina de ventas de telefonos celulares, en el cuarto piso de un eficio que sorprende por seguir en pie. En el tercer piso hay una escuela de computacion e ingles, en el primero una sex shop, se entra por una puerta que te conduce por un angosto pasillo color verde vomito en mosaicos oxidados.

La oficina esta tapizada de cajitas brillosas que contienen telefonos del paquete "amigo" de telcel, en una silla giratoria hay una mujer gorda con lentes que asemejan los de Woody Allen pero parecen incrustados a su robusta cara con una cadenita que se pierde entre las pequegnas lonjas que se hacen entre su cuello y sus hombros. La mujer suda y transparenta su brassiere a traves de una camisa blanca, tambien se pueden ver pequegnas gotas de sudor en su frente mientras fuma un cigarrillo y bebe una fanta de una botella de plastico con un popote rojo que se compro en la torteria de dos cuadras "para atras" de la oficina.

Hace calor, la atmosfera es pegajosa.

Recuerdo una vez que me senti asi, tenia once agnos (creo) y fuimos a la boda de una prima de mi papa a su natal Aguascalientes, manejamos por ocho, tal vez diez horas. Llegamos a una iglesa que parecia estar en medio de un desierto, pero uno mexicano, de esos polvorientos con ramitas secas en el piso, los ojos se te llenan de tierra por el viento, asi que mejor usas unos Ray Ban del mercado y un sombrero para combatir los rayos del sol, asi solo tu nuca sera mas morena.

No conozco a nadie y estoy vestido ridiculamente en pantalon negro, camisa blanca (manga corta) y un mognito verde, mi hermano esta vestido igual, tengo una cicatriz en la frente por haberme caido unos dias antes jugando con mis primos coleadas en la ciudad de mexico. Llegamos a la iglesia que estaciona camionetas "picops" a sus afueras, algunos de mis primos hidrocalidos de edades similares viajaban en la parte trasera en el camino, siempre me han visto como el foraneo, el citadino, alguno lo sobrevaloran y otros no se se sienten bien con la condicion que me han adjudicado. Yo viajo en el auto de mi tio pepe, un Ford viejo de asientos polvorientos, un auto grande, de esos de hombres. Llegamos todos ahi, nunca me han gustado las misas.

La familia desciende, yo me quedo. "tengo suegnoy todavia estoy cansado del viaje" le reprocho a mi madre, quien intenta convencerme de que el punto de todo era llegar a la iglesia y que en realidad seria una groseria que me quedara a dormir en el auto. Entro, me tomo la foto a la entrada de la iglesa (foto que a mi pesar, sigue colgada a la entrada de la casa de mis padres) junto con mi hermano, no hay sonrisas. Regreso a dormir al auto.

Despierto solo, tiempo despues, el auto tiene los seguro puestos y siento que el ford de tapiz guinda medio aterciopelado, se ha convertido en un sauna, me despierto sudando, sin saber en donde estoy en realidad, solo un desierto alrededor y una iglesa con "picops" de placas coloridas me rodean, desolado, al fondo se escucha la voz tediosa de un padre haciendo su numerito cotidiano. Calor, mis infantiles brazos se pegostean entre si cuando los flexiono, "squiish", trato de estirarme, no sudo mucho, pero lo suficiente para sentirme aturdido, las franjas plasticas que marcan las posiciones del asiento trasero del Ford se me han marcado como cicatrices en distintas partes del cuerpo. La gente sale de la iglesia, arroz y sombreros "abran la puerta!" pienso, mi madre se acerca y abre la puerta, salgo a "darle-el-abrazo-a-la-novia-que-nunca-he-visto-en-mi-vida-pero-ella-sabe-mi-nombre" y el polvoriento viento hidrocalido me recuerda la humedad que rodea mi delgado cuerpo, me genera escalofrios, siento que el polvo se me impregna en cada mojado poro, me siento pegajoso, pero raspo.

Saludos